
Tus objetivos pueden arruinar tu felicidad
Sí, tal como leíste. Dicen por ahí (influencers y YouTubers) que «si pienso que alcanzar la felicidad es, en resumen, perseguir un objetivo; yo nunca sería feliz, ya que, al cumplirlo, automáticamente necesitaría otro… pues la felicidad es un estado pleno del ser y no algo que se deba alcanzar. Por lo tanto, no debería intentar ser feliz esforzándome para conseguirlo, sino simplemente serlo en el presente». Y… tienen mucha razón, pero ¿será absoluta? Indaguemos un poco.
Paradoja de la felicidad
El asunto completo de perseguir metas para la felicidad está directamente relacionado con este concepto filosófico y psicológico conocido como «paradoja hedonista» o «paradoja de la felicidad». Se trata de la idea de que la búsqueda constante del placer y el logro de objetivos quizás no nos conduzca verdaderamente a una felicidad duradera.
Enseñanzas de diversas tradiciones espirituales y filosóficas enfatizan la importancia de la paz interior y la realización personal por encima de la consecución de objetivos externos.

En la psicología positiva, Martin Seligman propone la teoría del PERMA, que identifica cinco elementos clave para el bienestar: emociones positivas, compromiso, relaciones, significado y logro. Al perseguir estos elementos, asumimos la responsabilidad de construir una vida más plena y satisfactoria.
La idea de que la felicidad es un estado pleno del ser, sugiere que no depende de la consecución de metas específicas. En lugar de ello, se argumenta que la felicidad es un estado interno que puede cultivarse a través de la autoaceptación, la gratitud y la conexión con el momento presente.

En la filosofía budista, se destaca la importancia de la responsabilidad personal para alcanzar la felicidad. La práctica de la atención plena (mindfulness) y la aceptación de la realidad tal como es, pueden ayudar a cultivar un estado de paz interior y satisfacción.
Mientras que, filósofos existencialistas como Jean-Paul Sartre enfatizaban la responsabilidad individual y la libertad de elección. Según esta perspectiva, somos responsables de nuestras elecciones y acciones, y encontrar la autenticidad y la realización personal contribuye a una vida más plena y feliz.
La percepción de la felicidad como un estado pleno del ser o como la consecución de metas puede variar según las experiencias y creencias individuales. Explorar esta dicotomía puede llevarnos a reflexionar sobre nuestras propias perspectivas y el papel que juegan nuestras aspiraciones en la búsqueda de la felicidad.

Sin embargo, si de algo estamos seguros después de leer esto es que:
«La felicidad es una responsabilidad propia»
Por lo tanto, debemos trabajar en ella para conseguirla -con esfuerzo o sin esfuerzo- no vendrá de la mano de alguien más, sólo la puede construir quien la quiera experimentar.
La felicidad en medio del fracaso

Si bien, es alentador escuchar que el fracaso puede ser un peldaño e incluso una catapulta que nos lance de volada a conseguir el éxito; llegado su debido momento, debemos luchar para que éste no sea un sentimiento destructivo, en el proceso de alcanzar nuestros logros (descubrimientos, culminaciones, resultados deseados, etc.), para lo cual la resiliencia es fundamental y, por supuesto, aprender de nuestros errores, reconocerlos, aceptarlos, agradecer por la experiencia y mejorar.
Aunque no siempre podemos controlar las circunstancias externas, sí podemos elegir nuestras respuestas y actitudes hacia la vida. Asumir la responsabilidad de nuestra propia felicidad implica reconocer nuestro poder para tomar decisiones conscientes, buscar significado y contribuir activamente a nuestro bienestar emocional y espiritual.

El principio fundamental es la renuncia

Hacer una limpieza es el primer paso para TODO: salud, trabajo, organización, hogar, relaciones, etc. Que no es más que renunciar a aquello que nos perjudica, ensucia, o nos genera malestar de algún modo; por ejemplo, dejar atrás un vicio. Y, por lo tanto, es un principio fundamental para la felicidad, un requisito indispensable.
Es importante recalcar que la renuncia no siempre implica fracaso, sino que puede ser un paso necesario hacia el crecimiento personal o profesional.
Pero, desafortunadamente, la renuncia muchas veces es tomada como sinónimo de fracaso. Esta percepción puede llevar a sentimientos de vergüenza e inseguridad en aquellos que toman la difícil decisión de renunciar a una situación, ya sea laboral o personal. Y sin embargo, podría ser el paso más importante hacia el éxito para ser feliz (lo taché, pero que va, del éxito también es un principio fundamental).

Acaso, ¿el hecho de renunciar te haría infeliz? ¿o te acercaría más a tu propósito de vida? ¿o «tirar la toalla» sería una excusa para no seguir intentándolo? Pues bien, si debemos ser responsables de nuestra felicidad, la responsabilidad siempre implica tomar decisiones, ser consecuente y sobre todo, auténtico.

Es fundamental redefinir nuestra percepción de la renuncia, reconociendo que tomar la decisión de alejarse de algo que no nos brinda satisfacción o desarrollo no es un acto de debilidad, sino de valentía y autenticidad. Aceptar la renuncia como parte natural de la vida nos permite aprender, ajustarnos y avanzar hacia oportunidades que estén más alineadas con nuestros objetivos y aspiraciones.
El equilibrio
Ni el fracaso te hará más feliz, ni cumplir con tus objetivos te quitará felicidad. La felicidad no está necesariamente ligada al éxito o al fracaso en la vida. A menudo, se tiende a asociar la felicidad con alcanzar metas y objetivos, pero la realidad es que la felicidad es un estado emocional complejo que puede verse influenciado por una variedad de factores, no únicamente por el logro de metas.
En ocasiones, las lecciones aprendidas a través del fracaso pueden conducir a un crecimiento personal significativo, lo cual a su vez puede contribuir a la sensación de satisfacción y plenitud. Del mismo modo, alcanzar metas y objetivos puede brindar momentos de alegría y realización, pero no asegura una felicidad duradera si otros aspectos de la vida no están en equilibrio.

Muchos coaches de vida y expertos en bienestar abordan este tema, alentando a las personas a encontrar un equilibrio entre la búsqueda de metas externas y la apreciación del presente. Además, la conexión con un propósito más profundo podría proporcionar un marco significativo para la vida. Pero eso lo hablaremos cuando toquemos el tema desde la perspectiva de Jung, en una próxima oportunidad (porque eso da para un artículo completo y bien ilustrado).
Espero que esta información te sea útil, si crees que puede ser útil para alguien más, compártela. Ten en cuenta que estas perspectivas varían y que la definición y búsqueda de la felicidad pueden ser experiencias muy personales. ¿Cuál es la tuya? ¡Puedes dejarlo en los comentarios!
