Es común que las heridas emocionales de la infancia, que aún no han sido reconocidas y sanadas, se reflejen negativamente en la etapa adulta con la pareja y con cualquier tipo de relación. Si deseas tener una relación sana y duradera ¡toma nota!

Las heridas emocionales, son encuentros con el dolor que pueden distorsionar nuestra capacidad de relacionarnos con los demás e inclusive con nosotros mismos, por eso es muy importante hacer introspección -la meditación y las terapias son opciones que nos ayudarán en nuestro camino de auto conocimiento- para entender nuestros patrones de conducta y el trasfondo de cada situación que vamos generando, y para evaluar en qué medida pueden afectar a nuestra capacidad de respuesta ante la realidad.

Es importante entender que no es fácil de identificar el tipo de herida (o heridas), porque ésta va construyendo una máscara en nuestra personalidad a lo largo de nuestra vida, convenciéndonos de que queremos una u otra cosa, como ser guapos, mirados, tener éxito, ser complacientes, entre muchos otros ejemplos. Impidiéndonos ver lo que verdaderamente nos trae dicha.
Las 5 heridas son:
El rechazo
El abandono
La humillación
La traición
La injusticia
Estas heridas son traumas (conscientes o inconscientes). Son actitudes o acciones que nos dolieron y, no supimos cómo interpretarlas correctamente, desarrollando en nosotros diferentes mecanismos de defensa -porque de alguna manera tuvimos que ir adaptándonos ante estas situaciones a como pudimos- Es esa fragilidad y falta de libertad las que causan una mayor repercusión a largo plazo.
Despertando la consciencia
Pero el problema es que, si no somos conscientes de cuáles son nuestras heridas, éstas ejercen autonomía y poder para auto sabotearnos y alejarnos del bienestar de una relación sana, repitiendo una y otra vez el mismo tipo de relaciones (quizás nuestros padres y sus padres repitieron inconscientemente el mismo circuito). Y sin embargo, si somos conscientes de ellas, nos permiten crecer y desarrollarnos para evolucionar, porque aprendemos de ellas extrayendo algo positivo.

Pasos para tomar consciencia:
• Primer paso: Reconocer por la emoción que no estás en paz con tu pareja, porque hizo algo que te molesta o que te causa dolor o infelicidad.
• Segundo paso: Aceptar que estás identificándote con la máscara y reconocer que estás proyectando en el otro tu sufrimiento.
• Tercer paso: Tomar conciencia de tu comportamiento y comprender por qué actúas de esa manera. Se trata de sentir compasión hacia ti mismo/a, evitando la culpa y la auto-exigencia.
Veamos a continuación cuáles son nuestras heridas, definidas por Lisa Bourbeau, la conocida coach y experta en crecimiento personal, famosa sobre todo por crear una escuela de talleres bajo el nombre «Escucha tu cuerpo».
El rechazo / Su máscara: La desconfianza

Piensas que no tienes nada interesante qué ofrecer a tu nueva pareja y por eso decides alejarte.
Huyes del amor porque te sientes asfixiado/da con tanto amor.
No eres capaz de enfrentar las situaciones desagradables de la relación porque no quieres sufrir.
Te comportas de forma obsesiva con tu pareja para sentirte aceptado/da.
Atraes relaciones amorosas en las que te sientes rechazado/da.
El abandono / Su máscara: La dependencia

Buscas constantemente la presencia y la atención de tu pareja.
Provocas dramas o enfermedades para llamar la atención o dar pena.
Te ocupas de tu pareja con la intención de que asimismo se ocupe de ti.
Usas el placer sexual para crear apego.
Atraes relaciones amorosas en las que te sientes abandonado/da.
La humillación / Su máscara: El masoquismo

Antepones las necesidades de tu pareja antes que las tuyas.
Crees que no puedes expresar aquello que puede perjudicar a tu pareja y lo justificas.
Te resistes a reconocer tu sensualidad y el placer de tus sentidos.
Te auto saboteas para no ser libre y disfrutar de tu pareja.
Atraes relaciones en las que te hacen sentir vergüenza.
La traición / Su máscara: El/la controlador/ra

Desconfías y no permites que tu pareja te vea vulnerable.
Manipulas para controlar a tu pareja.
Temes y rechazas el compromiso.
Mientes sin darte cuenta para conseguir lo que deseas.
Atraes relaciones amorosas en las que el/a otro/a te traiciona o evita comprometerse.
La injusticia / Su máscara: La rigidez

Cada vez que niegas que algo te molesta de tu pareja.
Te controlas para parecer la pareja perfecta.
Te muestras frío/a e insensible con tu pareja.
No puedes abandonarte y sentir placer en tu vida sexual.
Atraes relaciones amorosas en las que te sientes tratado/da injustamente.
